Por ejemplo, cuando la Unión Europea (UE) anunció que no estaría presente en el Referendo Revocatorio del próximo diez de agosto, donde se someten al pueblo los cargos de presidente, vicepresidente y prefectos departamentales (cargo equivalente al de gobernador en Venezuela), observen cómo tituló el boliviano La Razón:
Otra maravilla la encontramos en La Voz, donde prácticamente le hacen un monumento al jalabolismo escrito ensalzando al prefecto opositor de Cochabamba, Manfred Reyes Villa. De los nueve prefectos que hay en Bolivia, sólo Reyes Villa se opone frontalmente –otros ponen ‘peros’- a someterse a la voluntad del electorado a través de este mecanismo, al que tilda de ilegal, inconstitucional y otra serie de descalificativos. Esta es la visión de La Voz en torno a este asunto:
¿Recuerdan cómo desde 2004 y hasta hoy día –aunque ya no con la misma fuerza e insistencia- la oposición venezolana juega a las denuncias de fraude electoral, muertos que votan, miles de millones de colombianos nacionalizados en un abrir y cerrar de ojos, misteriosas cedulaciones masivas hechas con nocturnidad y alevosía y otros cuentos de la cripta? El Día no quiso olvidar esa edificante lección de infofrenia colectiva e histerismo de masas y así tituló hace unos días:
Los medios opositores bolivianos son una copia de sus “hermanos” venezolanos, pero en una versión mejorada: son más tendenciosos, amarillistas, manipuladores e inmorales.
No recuerdo qué diario fue, creo que La Nación, y no pude tomar foto, pero la liberación de Ingrid tuvo como subtítulo “Ni los 300 millones de dólares que dio Chávez a las FARC pudieron impedir que Ingrid recuperara su libertad”. ¿Qué tal? ¡Ni El Nuevo País, summa cum laude de disociación a la venezolana, se atrevería a titular así!
Los ejemplos son múltiples y a diario se encuentran, no sólo en diarios nacionales, si no también en los locales. Estos son sólo unas muestras que tomé de manera aleatoria y cuando tuve la oportunidad, en sólo una semana que pasé en La Paz, no son ni de lejos las más escandalosas del año.
Mientras los movimientos sociales bolivianos observan atentos la experiencia venezolana, la oligarquía opositora hace lo mismo. Pero mientras los primeros se fijan en aciertos y errores de los ganadores de una confrontación política y social histórica, los segundos, aunque todavía muy influyentes y con gran poder, imitan en todito a los derrotados.
Así les ha ido a unos en Venezuela. Y así les irá a los otros en Bolivia.